El bar Caffé DG, que esta ubicado en las
calles Rioja y Dorrego de la ciudad de Rosario es el que me tocó visitar.
Este
sitio, no sólo posee un gran vista a través de sus enormes ventanales, sino que
también una gran iluminación. Gracias a dicha vista, pude ver los autos pasar,
entre ellos observé mientras desayunaba, que pasaba un móvil policial con la
sirena encendida, a grandes velocidades. Este negocio, en el que me encontraba
, estaba basado en el Diseño y el Arte.
Poseía
luces en formato de "bocha", que colgaban libremente desde el techo
en sus propios cables. Cuadros referidos ni mas ni menos a los diferentes tipos
de "sillas" inventadas en el mundo, donde en cada uno figuraba el
nombre de su inventor, junto con el lugar de invención. Entre otras cosas, en
la decoración, también podían verse: vasos de tragos, mates típicos de la
Argentina, estátuas al estilo europeo, diversos tipos de relojes y una estantería
llena de bebidas nacionales e internacionales.
En la
barra de atención se encontraba quién yo creía era el dueño, pero luego me
confirmó que era el encargado del lugar. Él, iba de acá para allá, contestando
el teléfono y atendiendo a quienes se le presentaban. Las mozas, se notaban
atentas a la clientela del lugar. El DG Caffé, estaba lleno. Pude observar a
decenas de personas desayunar junto con sus elementos electrónicos, diarios, u
otros viendo simplemente la tv o a través de las ventanas.
En el
bar, se oía música moderna de una reconocida emisora de la Ciudad, las mesas de
este, estaban impecables, y podía notarse en cualquier punto del lugar. En
general, la mayoría de las personas que pasaron, se detuvieron, miraron hacia
dentro y un gran número de ellas ingresaron.
Era una
mañana nublada, temperatura fresca a templada, suponía que iba a llover, la
gente levemente abrigada parecía entrar a refugiarse de las condiciones
climáticas, y mayormente de la rutina de martes. El centro, por su parte,
repleto como siempre, lleno de ruídos y de gran tránsito, al menos eso es lo que
pude ver a través de la ventana desde mi mesa de esas dos intersecciones. En
cambio, el DG, estaba alejado de esa realidad, por la gran tranquilidad que
había, por lo menos ese día.
Tomás Petrozzi.
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